miércoles, 5 de mayo de 2010

En el Senado, dicen las malas lenguas.

A algunos senadores del PP les pondría a leer la Constitución en voz alta para ver si su contenido por fin cala en sus mentes. El Senado ya no hablará sólo castellano. El pasado miércoles se abrió la puerta a la posibilidad de que el español conviva con normalidad democrática con el resto de lenguas cooficiales del Estado. Una puerta que el PP se negó en redondo a abrir. Y se quedó prácticamente solo.

Lo que aprobó el Pleno fue apenas un primer paso. Por 134 votos a favor –los de PSOE, Entesa, CiU, PNV, BNG y Mixto– y 122 en contra –los del PP y el de la única representante de UPN– y ninguna abstención, se acordó tomar en consideración la propuesta de reforma de Reglamento de la Cámara Alta. Es decir, se aceptó comenzar a debatir la ampliación del uso del catalán, gallego y euskera. Hasta ahora, esa posibilidad está circunscrita a la Comisión General de las Comunidades Autonómas.

Esta medida es una propuesta «transversal y abierta», que no va «contra nadie» El desbloqueo de esta reivindicación histórica de los nacionalistas ha cristalizado gracias al PSOE, que había preferido no abrir un debate delicado, consciente de la hostilidad del PP. La iniciativa pasará ahora a la Comisión de Reglamento. Allí se definirán los límites: dónde y cuándo se usarán los idiomas cooficiales. La modificación exigirá la contratación de un servicio de traducción simultánea en la Cámara.

Nuestra secretaria de Organización del PSOE llamó a asumir con naturalidad un paso histórico, que no inaudito o anormal Porque además, como sostuvo, no hay "impedimento" alguno en la Constitución.

Al final no hemos hecho otra cosa que aprobar la posibilidad de que los senadores y senadoras hablemos en el hemiciclo como lo hacemos en los pasillos de esta Cámara. Ni mas ni menos.

Leire Pajín mostró que el PSOE acepta el cambio con convicción: habló en euskera, valenciano –los dos idiomas que maneja, aparte del castellano, catalán y gallego que lo utilizó por deferencia a la Cámara y a la portavoz de nuestro partido en el Senado, Carmela Silva. Y es que los socialistas hemos llevado adelante la propuesta. Cueste lo que cueste. Intentaremos hasta el final atraer al PP, pero no podemos consentir en democracia, “que un partido imponga siempre el veto”

El senador del PP Manuel Fraga no podía faltar en este jaleo que montaron los populares y dijo “Me siento profundamente gallego, que es mi forma de ser español, pero no le consiento a nadie que me dé lecciones de nada, y mucho menos de galleguismo”, ¡Que miedo cuando este hombre se pone así!

Pero bueno que se lo pregunten a mi hija Eider, que en Bruselas varios eurodiputados españoles se ponen auriculares y no ocurre nada. Igual debe suceder en España. Y se acabo.

Pero esto no es más que un aperitivo que anticipa el debate de fondo que se avecina sobre como transformar nuestro Senado en una cámara de represtación territorial como queremos los socialistas.

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