viernes, 2 de julio de 2010

LA REFORMA LABORAL Y LOS SOCIALISTAS

Como con las medidas para luchar contra la crisis, los socialistas también estamos abordando la Reforma Laboral, aunque entendemos que hubiera sido preferible un gran acuerdo ente la patronal y los sindicatos. La ausencia de este deseado acuerdo no nos podía servir de excusa para no actuar y el Gobierno Zapatero va a asumir su responsabilidad

La reforma laboral, los costos laborales, la flexibilidad en sus diferentes aspectos, o la
cuestionada existencia de la protección, se han convertido desde hace mas de veinte años en temas recurrentes en las agendas políticas de los gobiernos de España. La reforma laboral aparece como una frase mágica y de variados contenidos, apta para resolver los problemas del empleo y abrir la puerta a soluciones fáciles, capaces de contentar a todos los sujetos que intervienen en la relación laboral, incluido el estado como espectador general y garante del desarrollo de las mismas.

Aclaremos unas cosas antes.

El derecho del trabajo es una disciplina moderna (surge a fines del siglo XIX) que expresa un interés general de las sociedades, fruto de la revolución industrial y que no pudo ser resuelto por la teoría de los contratos y el derecho común. Circunstancias sociales adversas evidentes (abusos con relación a las mujeres y los niños, condiciones de explotación) hicieron necesario buscar nuevas formas de regulación y protección que concluyeron en la necesidad de reforzar nuevos principios, de utilizar nuevas fuentes del derecho y, en fin, en crear una nueva disciplina. Materias todas estas entrelazadas con la historia del movimiento obrero y la lucha de clases y el combate por las libertades contra la dictadura de Franco.

En España todo sindicalista recordará que en el inicio, se utilizaron denominaciones diferentes (derecho obrero, derecho social, etc.) que más allá de un enfoque simplista reflejaron un sentir y una relación de fuerzas con el capital, decíamos desde la izquierda, en nuestro largo camino por dignificar el mundo del trabajo.

Desde su origen, el derecho laboral ha tenido como objeto relaciones sociales productivas y necesarias, que nacen de un hecho concreto derivado de la propia naturaleza humana (sólo el ser humano es capaz de trabajar), que es el trabajo en condiciones de productividad (aquél realizado no para el ocio o la benevolencia), de carácter (los frutos producidos son atribuidos a una persona distinta al que presta la actividad) y libertad (no cabe trabajo forzoso).

Como dicen los juristas, el trabajo es el resultado de una limitación al derecho de propiedad del empresario sobre los bienes producidos en su ámbito. Es decir, se trata de respetar la titularidad empresarial de los frutos de la producción, pero garantizando limites al poder de la empresa a través del establecimiento de condiciones mínimas de desarrollo de la prestación, de la existencia de una remuneración y del establecimiento de una potestad de recurso o reclamación que permite reestablecer a la parte más débil en sus derechos.

Como señalan numerosos autores “la protección del trabajador tiene como límite la capacidad de resistencia de la economía”, lo que implica como objetivo el intento de conciliar intereses, por naturaleza dispares. Desde una perspectiva sindical este enfrentamiento no encuentra una forma satisfactoria o definitiva de regulación laboral y que ello, el derecho del trabajo, es un ordenamiento en continuo cambio y progresión. Lo que quiere decir que la reforma laboral, no es una ley que nos cae del cielo sino el pacto racional, necesario que toda sociedad establece para conciliar intereses que en mayor o menos medida son contradictorios. Para los socialistas este es el marco en que las desigualdades se resuelven paulatinamente sin que la economía de un país pierda competitividad en un mercado libre y mundializado.

Ésta ha sido la principal lección que los socialistas hemos tenido que aprender de la historia y superar el concepto de confrontación y crisis permanente que llevo más de una vez al movimiento obrero a un callejón sin salida. Avanzar menos, pero de una manera más segura y duradera es nuestra perspectiva y así lo haremos valer desde el gobierno, atendiendo por un lado las aspiraciones y garantías laborales de los trabajadores así como las condiciones más aptas para la creación de empleo y el crecimiento económico.